Si hay un máximo exponente de la Telebasura esa es la forma de ‘hacer televisión’ llevada a cabo por las cadenas de Silvio Berlusconi. Primero y principalmente en Italia a través de Mediaset – dueño de las principales televisiones privadas del país trasalpino – y segundo, exportando el modelo a España, ya que esa compañía es propietaria de Telecinco y, recientemente, de Cuatro.
El modelo inicial era sencillo: concursos banales donde nunca estaba de más que apareciera una o más mujeres en paños menores cantando una absurda cancioncilla – véase Las Mamachicho-.
Personalmente, pienso que la televisión poco o nada tiene que ver con el periodismo más clásico. Un periodista difícilmente podrá salir del modelo sensacionalista imperante en un medio en el que prima la imagen y su espectacularidad. Pero, ¿Qué ocurre cuando ese modelo se importa a la prensa?
En los últimos años en España han surgido un gran número de periódicos gratuitos. Evidentemente, por su propia definición, poseen escasa calidad y siempre tienen un enfoque exclusivamente local. Sin embargo, no deja de sorprenderme como determinados periódicos gratuitos londinenses van más allá del ‘amarillismo’. La tirada, una vez impresa, bien podría ir directamente a la pescadería a envolver pescado.
Portada del London Evening Standard |
En la foto se observa la expresión de dolor de un niño que recientemente ha perdido a su hermano, fallecido en unas inundaciones. Además de ser un menor, se trata de la ceremonia del funeral. Un momento íntimo, privado, personal y que merece todo el respeto. Todo lo contrario a lo que hace esta publicación, que no sólo publica la imagen, sino que lo hace en la mismísima portada.
En páginas interiores se vuelve a publicar otra instantánea y la foto del otro menor fallecido.
Cualquier persona que trabaje en los medios de comunicación españoles sabe que esto sería impensable en nuestro país. Evidentemente, no por ética de los propios periodistas, sino porque las leyes protegen la integridad de cualquier menor por encima de la información.
Imagen en páginas interiores |
La verdad es que me acojona más el Big Brother de Orwell en su novela 1984 que el Gran Hermano de Mercedes Milá. Y es que en el Reino Unido parece que el derecho de la sociedad a ‘saber todo de todos’ prima sobre la intimidad del individuo. Multitud de cámaras graban 24 horas las calles, el metro, el interior de los edificios, las iglesias…hasta en el funeral de un niño por su hermano hay un objetivo que capta el instante más doloroso e íntimo. Y es que aquí, Gran Hermano te observa.
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